Cuando la vida te presente razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para reír...

lunes, 7 de febrero de 2011

Un adiós firmado

            - Edward siéntate, no son buenas noticias las que te traigo.
            - ¿Qué ocurre Doctor? -Dije nervioso al ver la cara de preocupación del médico.-
            - Vamos a ver. Primero tiene que tomarlo con calma, hoy en día la medicina ha avanzado mucho en los últimos años, con un buen seguimiento y su respectivo tratamiento, pues….
            - ¡Pero dígame! ¿Qué ocurre?- Dije rápidamente cortando su interminable discurso.-
            - Te queda aproximadamente un año de vida, Edward –dijo  mientras sus manos temblaban agarrando los papeles que se encontraban encima del escritorio.-
………………..

            Te queda aproximadamente un año de vida. Así es, éstas son las mismas palabras que oyeron mis oídos, así fue como se me informó deshaciendo en un mísero instante todo lo que había creado durante toda mi vida, aunque aún soy joven he conseguido muchas cosas de las que uno puede estar orgulloso en la vida y las cuales me gustaría seguir disfrutando y alargando durante mucho tiempo. Pero no iba a ser así, algún Dios había impuesto que todo cambiaría y que yo no elegiría ni llevaría las riendas, ahora mi lienzo era completamente negro y ya no aceptaba ningún color para pintarlo.
            Cuando no le podía pedir más a la vida, cuando en mi lienzo en blanco había conseguido pintar la vida a mi manera, con la tableta de mis colores preferidos, la vida que siempre había querido tener la había conseguido a base de esfuerzo y sudor aunque eso no pareció importarle mucho a la destino, muy justo en ocasiones pero tan injusto y doloroso en otras, ya que ocurrió algo que rompió mi vida en trocitos para luego recogerlos con desprecio y tirarlos a la basura sin ningún derecho a reciclaje, lo peor que podría pasarle a cualquier persona, lo que sabes que puede ocurrir pero lo que nadie jamás imagina que pueda ocurrirle a sí mismo, lo que nunca imaginé que podría pasarme a mí, ocurrió, como si fuese una película de estreno la cual ves desde fuera aunque luego puedas apagar el televisor. Toda esta situación ocurrió tan de repente y tan rápido como para darme cuenta de todos los desastres que acarrearía conocer esta noticia, ¿para qué conocerla? Es mucho mejor no saberla, ¡nadie debería saber esto jamás!, sería como sentenciarse en vida, para no-vivir pero pensando siempre en querer vivir.
            Ahora me sentía vacío, sin vida, me sentía como si fuese una planta que cuando nace sabe cómo transcurrirá su vida, floreciendo en primavera siendo la más bonita del jardín para morir en el próximo frío invierno.
         Cuando conocí mi fatal destino todo cambio de repente. Yo tenía otros planes para mí, no estaba preparado para saber cómo y cuándo acabaría mi vida, de hecho no creo que nadie lo esté. Mi vida, mi mundo, el que yo construí se vino abajo casi sin darme cuenta, destrozándolo yo con mis propias manos por miedo a que la enfermedad lo destrozara. Los últimos días de mi vida.... llegarán... siento miedo... llegarán...            
           Y llegaron, acabando en una fría noche, encontrándome encerrado en la soledad que yo mismo había construido a mi alrededor, una copa rota sobre la moqueta, un grifo abierto, una botella de whisky, un cuerpo sin vida en la bañera... un adiós firmado.

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